jueves, 23 de febrero de 2012

PARÉNTESIS o no tanto, bueh




ANA
Retomando.
Con Ana las cosas se pusieron un poco umbandas y me retiré de su consulta. A Ana le cabían los rituales. La cosa empezó tranqui pero tensa. Por primera vez tenía partes de la consulta con mis padres y partes sola. Y deberes para la casa.
De más esta decir que la parte familiar de la terapia nunca condujo a nada. Mi viejo todavía debe pensar que la mina es una charlatana. Lo interesante de mi tiempo con Ana fueron dos cosas. Ana fue la primera que me recetó pastillas. Años después me enteré que se trataba de antidepresivos y que los antidepresivos de los ´90 no estaban del todo refinados, así que tenían la cualidad de hacerla dormir a una.
 Cuestión que después de un tiempo de novedad con Ana me volví a dañar…pero esta vez tenía a mis amigas las pastillas mágicas. Entonces me empecé a sobremedicar (¿?) porque mi pequeño cerebro tendiente al drama buscaba la curación milagrosa. No funcionó y me quedé dormida tres veces en el colegio pasada de rosca.
 En cuanto a lo Sectario. Esta mujer estableció el siguiente deber para que hagamos en familia. Yo tenía que sacarme pelos de los lugares que más me hicieran doler. Y juntos en familia los teníamos que quemar. Todo esto con la familia Ingalls en ronda. Mi mamá embarazada de mi hermano sostenía los fósforos, mi papá con los ojos nublados…mi hermana confusa y rara porque mi mamá estaba triste. Y yo, una mierda. Un sorete de hija…una hija de puta que hacía sentir mal a la familia.
Años después nadie puede creer esta especie de macumba/exorcismo…
Después vino Martha.
Martha se tuvo que fumar los peores años de mi adolescencia trastornada y marginal.
Yo tendría que haber estudiado teatro o alguna de esas cosas porque mirando desde lejos estas cosas medio me rio y medio yoro.
everybody knows...

lunes, 6 de febrero de 2012

PELADA, capitulo I - estoy EN PELOTAS TOTAL


Si todo esto hubiese sido un experimento trunco, un experimento cruel, trunco…hubiese salido joya. Pero la cagada es que no se trataba de un experimento. Se trataba de mi vida. De mi puta vida.
Con padres que no tenían ni la mas palida idea de que un hijo puede llegar a tener algo tan extraño como “sentimientos” y una sociedad en donde al más minimo defecto a uno se lo aislaba, a mi se me antojo, se me canto el orto nacer ahí. En la historia de la humanidad hay grandes historias de gente loca e incomprendida, grandes historias, pero también están las mediocres, las chiquitas, las de la cuneta: la mia. La historia de la pelada.
A pesar de que hace más de quince años que vengo arrastrando cadáveres de miserias viejas y paranoias que no he superado, (al contrario, la modernidad las ha rotulado con tres letras ingeniosísimas a través de las cuales una se convierte de “la loca de la familia” a “mi hija tiene toc”), siento que tengo que vomitar toda esta bilis negra, densa como la brea, desagradable y podrida…no me deja vivir, no me deja avanzar, no me deja seguir…no puedo mirar a las personas, no puedo sentirme cómoda entre los míos, no puedo volver a mi ciudad, estoy paralizada.
La sensación desaparece, o hace que desaparece, y al tiempo vuelve con más fuerza, y las recaídas son históricas. El círculo vuelve a empezar y lo único copado que aparece en el horizonte es la muerte. Tan romántico y tan básico como eso. Morir, dormir, dormir, morir.
No quiero fabricar la novela del doliente, no quiero crear la novela de autoayuda, de autocompasión, no quiero que me ayudes ni quiero que me tengas lástima, no quiero que me arregles la vida ni que te arrepientas por lo que hiciste, quiero que entiendas de un puta vez… que no me hago la loca, que no me hago la rarita, que no es algo que está dentro mío y que “vos si querés podés”, es algo que no puedo controlar, que me controla, me caga la vida, me enloquece… no quiero hacer el cuento de la loquita en recuperación. Siento que tengo algo para decir, pero escribo tan mal que no lo sé decir, y es un garrón porque no lo puedo hacer, año tras año de mi vida, desde que soy pendeja, todo lo que escribí antes, desde monografías para la facultad, hasta la lista de las compras, fue un prólogo de esto. Necesito que me salgan las palabras, tengo algo que decir! Tengo algo que decirles a todos, por más que me odien, por mas que ya nadie me dirija la palabra, necesito decirlo. Siempre tuve miedo, siempre les tuve miedo a todos ustedes, al que dirán, le tuve miedo. A lo que decían a lo que no, a los que miraban, a los que no. Siempre me considere fea, y por mas que esté escribiendo en este momento lo sigo pensando. Siempre fui fea, tuve que leer, tuve que escuchar música, tuve que mirar mucha tele, y por eso se cosas…se pelotudeses, porque nunca fui una estudiante modelo, jamás fui popular, al contrario… la critica y la risa siempre me acompañaron aunque muchos años fue de desprecio.
Me acostumbre a ser la fea, la rara, la loquita, la anormal, me acostumbré, me lo creí…todavía me lo creo un poco…todavía me desmorono fácilmente, todavía tenes las herramientas para hacerme sufrir con solo decirme dos o tres cosas. Pero la peor de estas cosas es pelada.
Pelada. Ya no me acuerdo con precisión cuando surgió…pero todavía, y aun en este momento en que escribo...me hace sufrir. Me duele tanto…tanto como nunca me dolió un golpe físico o alguna herida cortante o un accidente, esa palabra conlleva inmediatamente dos ideas, dos ideas que me han acompañado desde aproximadamente los ocho años: tengo que salir de acá. Tengo que morirme.
Uno siempre piensa a la casa de uno como un refugio, la casa el refugio se cierra la puerta y los fantasmas están afuera, no pueden entrar porque ahí están mama y papa para defendernos, ellos tienen algún superpoder, algún arma del mas alla para ahuyentarlos. En mi casa no, en mi casa entraban, te cebaban un mate…se quedaban a vivir, se metían por la oreja de papa y se le quedaban adentro de la cabeza. Y entonces el era uno de los otros, uno de ellos, uno de los malos. En casa no encontraba refugio, al contrario era en donde mas criticas encontraba…todos los insultos se justificaban, y las palabras herían y horadaban la carne como esa gota que fluye eternamente hasta que agujerea la piedra… yo tengo el ego todo agujereado, cuando hago algo como esto me asusta…lo dejo, me aterroriza. Enseguida abandono por el miedo.
Y el pueblo. El pueblo en que crecí fue el condimento que faltaba. Si tenia que existir un escenario propicio para un experimento como este ese era Rauch, el humo, el pueblo…la aldea, el lugar del mundo mas fascinante que conocí, conozco poco, no conozco el mundo. Pero sé que como esto no hay. Cuando uno se cria en lugares como estos, a la buena de dios, alejados de las grandes metrópolis y bajo el comando de una serie de personas que se consideran criteriosas y dadoras de ejemplo, moral, modales, ideología, etc, uno se vuelve medio loco. Y cuando tiene la suerte de salir de ese lugar, todo le choca…cual es la verdad? Cual es la posta? Quien tiene la razón?, será esto en realidad?
Por suerte o por desgracia en mi familia los patriarcas no duraron lo que se estimaría y las secuelas no son tan grandes…el juzgado personal no duro lo suficiente como para que los deseos de morir no se concretaran más rápido. Creo que la primera vez que desee morir, estaba en la casa de mis abuelos. Encerrada en el baño le pedía a dios que me matara por favor ahí mismo, que por favor, me hiciera la gauchada de liquidarme en el suelo del baño de los abuelos porque la verdad, en 1998, el mundo no tenía nada de atrayente y yo era un caso tan perdido que no tenía nada que ofrecer...

PRÓXIMAMENTE... mas de la pelada

viernes, 3 de febrero de 2012