¿Cómo llegué a Susana?, por una pediatra platense... Cómo llegué a la pediatra platense y a su séquito de imbéciles que le sacaban fotos a mi cráneo como si fuese un mono?, por un dermatólogo eminente del pueblo vecino. ¿Cómo llegue al dermatólogo? por un pediatra del pueblo que me dijo que el hueco blanco de dicho cráneo era un hongo y le dijo a mi mamá que con Yodo puro se curaba.
Cabeza quemada por el Yodo. Medico viejo con olor a remedio. Dermatólogo del pueblo vecino que me dijo que tenía que tener las manos ocupadas. (Por culpa de ese hijo de puta iba a teatro, a gimnasia, a cerámica, a la escuela de estética, a catecismo: porque era pendeja todavía y estaba de moda tomar la comunión y yo lo único que quería hacer en mi puta vida era pertenecer). Dermatólogo que recomienda a conocida pediatra de famoso hospital platense. Famosa doctora, hospital con niños que se van a morir, pasillos espantosos blancos con azulejos, miedo, miedo, miedo, miedo. Una sala blanca, mamá y papá dicen las frases conocidas, que no puede ser que en qué fallamos, que es para llamar la atención, que la hermana, que la tia que la abuela, malditos residentes aspirantes a médico que me sacan fotos en la cabeza y yo me siento un mono. Un mono feo, feo de mierda. Macho, macho huevo como me gritan en la calle los chicos.
Famosa médica recomienda psicóloga.
Así empieza la peregrinación. Ahí conocí a Susana.
Susana, Susana, la concha de tu hermana.
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| ahora te las arreglás sola. |
